La revolución que generas dentro de mí (Miranda Boscato)
Tal vez si no la miro, puedo actuar como si no me diera cuenta del amor (y del temor) que sale de sus pupilas.
No sé como besarla sin querer dejar mi marca en su piel, sin querer romperla en millones de poemas, como a una promesa, y que su último suspiro sea de mi nombre.
¿Quién sabe si el abrazo es un acto amoroso o uno suicida? Dicen que para que tomen tu dolor en serio, debes enmarcarlo, y aqui tengo una foto tuya.
Este cruel amor, que encuentro en los raquíticos tallos de mis muñecas. El que encuentro cuando abres la puerta solo para besarme, y el de tus manos sobre mi cuerpo sujetandolo (después) de la caida. El amor lo encontré al sentir que te robaste un pedazo de nube y que la acomodaste al rededor de tu cuerpo para que sea lo suficientemente acogedora para que pueda dormir una siesta entre tus brazos. Es verte sonreir tranquilamente como si no estuvieras armando una revolución dentro mío y formando el deseo de no dejar nada dentro de mi sin darte. El amor que encuentro cuando curvas tu pecho de la manera exacta que lo hace parecer una almohada acendrada.
Quedate a dormir esta noche en mis piernas, y entre los poemas que escribiré cuando despierte, cuando seas lo primero que vean mis ojos, y lo primero que pronuncien mis labios.
Pero, cariño, ¿cómo quieres que no sienta que mi cuerpo se desarma cuando tus manos llegan a lo más bajo de mi espalda y luego solo vuelven a mi rostro? Tus ojos solo me miran con una pizca de deseo y los latidos de tu corazón se filtran en ellos, aunque intento no mirarlos.
Porque, si no los miro, tal vez no sepas que siempre estoy a tan solo un suspiro de distancia de enredarme entre tus hilos, bailar entre tu pelo y besar cada uno de tus miedos…
…pero te amo.