Hay veces que quisiera simplemente saber qué ves cuando me ves.
Quisiera poder mirar tus ojos y que me digan exactamente qué estas pensando.
No tengo tus habilidades, no se decifrarte con solo escucharte.
Me gustaría que mi cabeza no esté cada día en mi contra, ni que cada palabra que dices se quedé rondando en mi cabeza, golpeándose contra los rincones.
Desearía que esa bruma desaparezca y verte con claridad, porque en esta oscuridad ya no veo mis dedos.
Hoy una vez más me vence el silencio, pues el miedo es la celda en la que siempre amanezco.
Si te animás a caminar a mi lado, caminaré con tus pasos, y vos cargarás con mis heridas.
Si te animás a respirar mi aire, verás a través de mis pupilas, y yo cuidaré que no caigas en el intento.
Si te animás a dejarme ir, lo haré.
Por favor, querido ángel, dejame dormir en tus brazos esta vez y permite que sea la última

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Hola, gracias por leerme esta vez. Espero les haya gustado.