¿Acaso eres mi ángel? (Miranda Boscato)
Abrazame tan fuerte hasta que todo lo demás se desarme, y la ternura se convierta en amor.
Anhelo besarte hasta herirte, quemar tu mente con una sola palabra. Pasar mis labios por las capas más finas de tu piel. Llenarte de mí y huir, pero el problema es que yo siempre me quedo. Temo acariciarte, porque con mis manos llenas de espinas, solo quedaran cicatrices. Sé que no me entiendes, pero, amor mío, es mejor así, creeme.
Me diste ese beso que me dejo temblando. Me gustó. Me gustó tu lengua florecida en mi boca y el gusto a sonrisa que tenía tu beso.
Creeme que guardo en mi cuerpo, la poesía de tus manos. Te pertenezco, me perteneces. Me desarmo en tu abrazo, y te acaricio hasta que duermas, me pierdo en pensamientos que ni yo sé reconocer.
Te veo en todos los tonos del amanecer.
Veo el naranja como tus ojos, el amarillo como tu pelo y el inusual rosa como tus deseosos labios.
Eres la maldición de tenerte cerca, pero no tan cerca como me gustaría. ¿Quién dijo que así debían ser las cosas?
Al final, el amor lo encontré en mi propia ca(l)ma. Con vos todo se vuelve dulce, suave, acendrado. Me pierdo a mí, me pierdo en vos.
Creeme que verte reir es como ver como todas las luces del departamento estallan en luces y chispas, y el no animarte a respirar por miedo a que esto termine, como si solo un suspiro pudiera arruinar tal obra de arte.
Trae tus cosas. Trae tus risas, tus cuentos, tus miedos y tus anhelos, que yo te esconderé en mi sonrisa, el único lugar donde nadie puede entrar, ni siquiera yo.
Gracias por leerme.